viernes, 18 de junio de 2010

El llanto de la mariposa


Emmanuel Mtz Zamorano


Imagine un mundo donde de repente las cosas que a usted más le gusta hacer le sean privadas, no las pueda realizar. Imagínelo, inténtelo. Un ejemplo sencillo del ejercicio sería estar escuchando música y de repente taparse los oídos; otro ejemplo sería que mientras usted está viendo una exposición fotográfica se fuera la luz; o que mientras usted degusta una grasosamente rica torta alguien se la arrebate, la tire. Vamos, intente. Busque dentro de si ese placer, esa actividad que tanto le gusta y trate de visualizar la ruptura abrupta de esa acción por agentes externos a su voluntad. Ahora prepárese para la segunda parte del ejercicio: recibir la noticia de que nunca más podrá volver a realizar eso que tanto le gusta hacer. Triste, ¿no lo cree?

Precisamente esa comparación es la que nos brinda Jean Dominique Bauby en su libro autobiográfico La escafandra y la mariposa. El autor, quien fuera el editor de la revista Elle en Francia, de un momento a otro, víctima de un infarto cerebral, quedó en coma. Esto le trajo como consecuencia el no poder mover ni un solo dedo al despertar. El hombre no puede mover ninguna extremidad, no puede comer, ni hablar, no puede hacer nada por si mismo, a excepción de un parpadeo de su ojo izquierdo. A partir de ese momento la única libertad de la que goza es la de su imaginación, ya que sus facultades mentales resultaron intactas. Así, através de terapia, se atreve a dictar con el parpadear lo que constituye un libro (Le Scaphandre et la Papillon) sobre la terrible realidad a la que tuvo que enfrentarse literalmente en un abrir y cerrar de ojos.

La película El llanto de la Mariposa, es un bello discurso sobre la libertad del ser humano y es precisamente el punto medular del relato de Jean-Do (Mathieu Amalric) donde nos transmite a través de sus pensamientos, su buen sentido del humor, su nostalgia y melancolía. Pese a su casi nula movilidad de, se esfuerza por comunicarse, por dar a conocer a los demás que lo que hace libre al hombre es el hecho de que no existe nada ni nadie en el mundo que nos pueda arrebatar los pensamientos y la imaginación, ya que con estos elementos podemos ir a donde queramos inmersos en nuestro universo.

Julian Schnabel, director de la cinta, nos facilita el ejercicio al brindarnos una mirada al mundo que describe Jean-Do, através de la cámara subjetiva de la perspectiva del ojo izquierdo del protagonista que no se cansa de ver y de una voz en off de sus pensamientos que no se rinde de comunicar, todo esto en un verdadero poema visual.

La escafandra es aquel traje antiguo de buzos, con casco redondo perfectamente cerrado y un cristal frente a la cara y un orificio que permite el paso del aire a través de tubos, este traje es extremadamente pesado y por tal razón el buzo en algún momento podía sentirse en un encierro asfixiante, tal vez claustrofobia, miedo, angustia, sin poder comunicarse con nadie, sentir soledad. Por eso la comparación del autor al sentirse preso de su propio cuerpo. Lo que resta es ver el hermoso testimonio de libertad de un hombre al que le crecieron las alas en su imaginación.

Martes 6 de Marzo 2010

9:30 pm.

Voy manejando por la principal avenida de la ciudad y durante todo el trayecto a casa no he visto más de una docena de carros. No hay transporte público, no hay comercios abiertos. El panorama es abrumador, casi apocalíptico. El miedo de ser victima de un enfrentamiento armado ha hecho efecto en las calles. Eso es triste, el pensar que la sociedad se ha convertido en víctima de sus propios miedos y demonios. Triste, al ver que uno de nuestro pequeños placeres como es el cine también esté cerrado.

Al llegar a casa no quedó otra cosa que volver a ver esta película y comenzar a escribir sobre la libertad.