lunes, 22 de marzo de 2010

La Naranja Mecánica


El panorama es desolador en la nuestra frontera tamaulipeca. La violencia parece no tener limite. ¿Será la violencia un elemento principal en el comportamiento del ser humano, o será una muestra de la sofisticación en los mecanismos del hombre en sociedad? ¿Hay algún detonante en el mundo en el que somos recibidos que nos amamante hasta ser violentos? ¿Todo ser humano nace con el germen de la maldad? Ante estas preguntas parece ser que Kubrick tenía algunas respuestas, o no solo respuestas, sino tratados completos de la conducta del ser humano plasmados en obras maestras de cine. En La Naranja Mecánica, Stanley Kubrick muestra una supuesta sociedad futura extrapolada a las utopías de aquellos años y sobre todo, la utilización de los grandes recursos que los medios de comunicación brindaban a los órganos de poder como herramientas y ejecutantes del adoctrinamiento de las masas a través de mensajes cargados de la ideología del sistema político en turno. Dublín se convierte en el laboratorio en el cual el cineasta experimenta con las estructuras y las teorías conductistas muy de moda en la década en la que vio su estreno: Los 70. Basada en la novela homónima de Anthony Burgess, La Naranja Mecánica es la historia contada en primera persona de Alex DeLarge, un joven sediento de violencia , un amante de Beethoven, del sexo, y líder de una banda de "drogos" (la visión futurista de una pandilla de adictos a una droga sintética que se toma con leche), y todo el largo camino de su re-incorporación a la sociedad, después de ser encarcelado y además al ser el conejillo de indias de un supuesto nuevo método de reintegración de los delincuentes a la sociedad, llamado tratamiento Ludovico, basado en brindarle al interno una sobredosis de violencia visual y drogas que le causan dolor al recibir el estimulo multimedia y como resultado de la terapia impartida por el Estado. Alex asimila que ha cambiado y que será útil en la sociedad de la cual hace tiempo renegaba de sus leyes y moral.

Hablar de la Naranja Mecánica como discurso cinematográfico es igualmente de rico, pero a la vez denso, que el discurso sociológico que lanza.

El tratamiento Ludovico (la terapia utilizada para convertir el ser violento de Alex a un ser tranquilo y socialmente adaptado) se caracteriza por el estímulo al que se le somete con los interminables vídeos de violencia y sexo. Como el se identifica viéndolos se le castiga obligándole a verlos sin poder siquiera pestañear, ni moverse durante sesiones maratónicas, utilizando herramientas de tortura como sujetadores de párpados, humectantes y drogas, para inhibir sus conductas violentas. La eficacia depende de la intensidad, la constancia y ritmo metódico entre respuesta y castigo. El resultado es un Alex amansado, un hombre que de ser victimarío se convirtió en victima del poder y de los artefactos del mismo en su intento interminable de la concepción de una sociedad utópica. ¿Será acaso que en nuestro país los niveles de violencia expuestos por los medios nos obliguen a ser distintos, ser más violentos o estúpidamente insensibles a la misma? ¿Tendremos Todos un Alex DeLage en nuestro interior?

Señor Kubrick usted lo sabia todo.

Marzo 12 del 2010


1 comentario:

  1. Yo creo que si.
    Me da gusto poder leerte por aca, pff tratare de ir viendo las movies que pongas por que ando bastante atrasada en eso.

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